Nostián resiste entre ‘leiras’ e industrias
«Aquí no hay nada». Así explica Jesús, un hombre de 85 años, la realidad con la que conviven los poco más de 50 vecinos del barrio de Nostián, donde coexisten a la perfección el pasado de las leiras y los arados con la industria que a pocos metros de las casas representa la refinería.
Y las quejas de los vecinos miran precisamente a ese lado. «Depende de donde llegue el viento nos vienen malos olores de la refinería o de la planta de basuras de Nostián», afirma Maruja, otra vecina del barrio. Pero el problema de los olores no es el único. Sin un bar, ni tiendas, ni médico, ni cajeros... y con un único bus, las piernas y el coche son los mejores aliados del día a día en Nostián. «Hasta para comprar una barra de pan o el periódico hay que salir de aquí», señalan los vecinos.
Éxodo de gente joven
La ventaja del aislamiento de Nostián es su tranquilidad, que los residentes «no cambiarían por nada».
Eso sí, echan de menos aquellos tiempos en los que había más vecinos por unas calles que nunca tuvieron aceras. «La gente joven se ha ido marchando a Meicende o a otros barrios de A Coruña», añaden. Las casas son una muestra de esa soledad. «Muchos tienen vivienda aquí, pero residen en otra parte», explican. Pegados al límite con Arteixo, en Nostián se sienten como en la ciudad, aunque les falte de todo. «No lo parece, pero esto aún es Coruña», advierte un señor. Se sienten algo olvidados, pero también reconocen que a tres meses de las elecciones municipales les esperan muchas visitas de políticos.
«Aquí solamente vienen cada cuatro años», afirman entre risas.